segunda-feira, 11 de junho de 2012

Texto que era pra ser um conto e acabou virando um pseudo-poema que eu não terminei e coloquei aqui assim mesmo só pras pessoas pensarem sobre isso. O fim dos versos não deve ser lido como pausa e, além disso, o blogger divide a primeira linha em duas, de modo que o primeiro verso na verdade são as duas primeiras linhas.

Todo homem, ao atingir certa idade, pode perfeitamente enfrentar a avalanche do tédio e da amargura.
Não eu. Não acho ser
triste não saber florir.
Nem mesmo acho que é triste se transformar n
 Essa pessoa horrível que não é ninguém,
Ainda que seja triste ser, e não estar.

Passou o vento, quando havia vento.
Mas pra mim, que cheguei depois, é como se não houvesse...
Todos aqueles quintais conhecidos tem o mesmo silêncio
... e todas as vozes são mortos, vivos sob o sol

segunda-feira, 4 de junho de 2012

O espelho e a máscara


Pessoal, o seguinte.

Meu blog está passando por uma reestruturação no momento, e por isso ando postando bem pouco, muito pouco, quase nada - estou guardando algumas coisas pra quando o blog estiver com cara e lugar novos.

Mas, recentemente, li um conto do Borges, e como inevitavelmente acontece em todos os livros dele, ao menos algum conto tinha que me provocar uma epifania. Resolvi postá-lo aqui.

Estou colocando o conto tanto em espanhol quanto em português. Ele faz parte do "Livro de Areia", creio que o último livro publicado em vida pelo autor. Esse livro faz parte da coleção da folha de SP de literatura íbero-americana, que está nas bancas. Recomendo muitíssimo.

Abaixo da versão  em espanhol, se encontra a versão em português.

Abraços a todos!


JORGE LUIS BORGES

El espejo y la máscara

Librada la batalla de Clontarf, en la que fue humillado el noruego, el Alto Rey habló con el poeta y le dijo:

-Las proezas más claras pierden su lustre si no se las amoneda en palabras. Quiero que cantes mi victoria y mi loa. Yo seré Eneas; tú serás mi Virgilio. ¿ Te crees capaz de acometer esa empresa, que nos hará inmortales a los dos?

-Sí, Rey -dijo el poeta-. Yo soy el Ollan. Durante doce inviernos he cursado las disciplinas de la métrica. Sé de memoria las trescientas sesenta fábulas que son la base de la verdadera poesía. Los ciclos de Ulster y de Munster están en las cuerdas de mi arpa. Las leyes me autorizan a prodigar las voces más arcaicas del idioma y las más complejas metáforas. Domino la escritura secreta que defiende nuestro arte del indiscreto examen del vulgo. Puedo celebrar los amores, los abigeatos, las navegaciones, las guerras. Conozco los linajes mitológicos de todas las casas reales de Irlanda. Poseo las virtudes de las hierbas, la astrología judiciaria, las matemáticas y el derecho canónico. He derrotado en público certamen a mis rivales. Me he adiestrado en la sátira, que causa enfermedades de la piel, incluso la lepra. Sé manejar la espada, como lo probé en tu batalla. Sólo una cosa ignoro: la de agradecer el don que me haces.

El Rey, a quien lo fatigaban fácilmente los discursos largos y ajenos, le dijo con alivio:

-Sé harto bien esas cosas. Acaban de decirme que el ruiseñor ya cantó en Inglaterra. Cuando pasen las lluvias y las nieves, cuando regrese el ruiseñor de sus tierras del Sur, recitarás tu loa ante la corte y ante el Colegio de Poetas. Te dejo un año entero. Limarás cada letra y cada palabra. La recompensa, ya lo sabes, no será indigna de mi real costumbre ni de tus inspiradas vigilias-

-Rey, la mejor recompensa es ver tu rostro-dijo el poeta, que era también un cortesano.

Hizo sus reverencias y se fue, ya entreviendo algún verso.

Cumplido el plazo, que fue de epidemias y rebeliones, presentó el panegírico. Lo declamó con lenta seguridad, sin una ojeada al manuscrito. El Rey lo iba aprobando con la cabeza. Todos imitaban su gesto, hasta los que agolpados en las puertas, no descifraban una palabra. Al fin el Rey habló.

-Acepto tu labor. Es otra victoria. Has atribuido a cada vocablo su genuina acepción ya cada nombre sustantivo el epíteto que le dieron los primeros poetas. No hay en toda la loa una sola imagen que no hayan usado los clásicos. La guerra es el hermoso tejido de hombres y el agua de la espada es la sangre. El mar tiene su dios y las nubes predicen el porvenir. Has manejado con destreza la rima, la aliteración, la asonancia, las cantidades, los artificios de la docta retórica, la sabia alteración de los metros. Si se perdiera toda la literatura de Irlanda -omen absit- podría reconstruirse sin pérdida con tu clásica oda. Treinta escribas la van a transcribir dos veces.

Hubo un silencio y prosiguió.

-Todo está bien y sin embargo nada ha pasado. En los pulsos no corre más a prisa la sangre. Las manos no han buscado los arcos. Nadie ha palidecido. Nadie profirió un grito de batalla, nadie opuso el pecho a los vikings. Dentro del término de un año aplaudiremos otra loa, poeta. Como signo de nuestra aprobación, toma este espejo que es de plata.

-Doy gracias y comprendo -dijo el poeta. Las estrellas del cielo retornaron su claro derrotero. Otra vez cantó el ruiseñor en las selvas sajonas y el poeta retornó Con su códice, menos largo que el anterior. No lo repitió de memoria; lo leyó Con visible inseguridad, omitiendo ciertos pasajes, Como si él mismo no los entendiera del todo o no quisiera profanarlos. La página era extraña. No era una descripción de la batalla, era la batalla. En su desorden bélico se agitaban el Dios que es Tres y es Uno, los númenes paganos de Irlanda y los que guerrearían, centenares de años después, en el principio de la Edda Mayor. La forma no era menos curiosa. Un sustantivo singular podía regir un verbo plural. Las preposiciones eran ajenas a las normas Comunes. La aspereza alternaba Con la dulzura. Las metáforas eran arbitrarias o así lo parecían.

El Rey cambió unas pocas palabras Con los hombres de letras que lo rodeaban y habló de esta manera:

-De tu primera loa pude afirmar que era un feliz resumen de cuanto se ha cantado en Irlanda. Ésta supera todo lo anterior y también lo aniquila. Suspende, maravilla y deslumbra. No la merecerán los ignaros, pero sí los doctos, los menos. Un cofre de marfil será la custodia del único ejemplar. De la pluma que ha producido obra tan eminente podemos esperar todavía una obra más alta.

Agregó con una sonrisa: -Somos figuras de una fábula y es justo recordar que en las fábulas prima el número tres.

El poeta se atrevió a murmurar: -Los tres dones del hechicero, las tríadas y la indudable Trinidad. El Rey prosiguió: -Como prenda de nuestra aprobación, toma esta máscara de oro.

-Doy gracias y he entendido -dijo el poeta. El aniversario volvió. Los centinelas del palacio advirtieron que el poeta no traía un manuscrito. No sin estupor el Rey lo miró; casi era otro. Algo, que no era el tiempo, había surcado y transformado sus rasgos. Los ojos parecían mirar muy lejos o haber quedado ciegos. El poeta le rogó que hablara unas palabras con él. Los esclavos despejaron la cámara.

-¿No has ejecutado la oda? -preguntó el Rey; -Sí -dijo tristemente el poeta-. Ojalá Cristo Nuestro Señor me lo hubiera prohibido.

-¿Puedes repetirla?.: -No me atrevo.

-Yo te doy el valor que te hace falta -declaró el Rey.

El poeta dijo el poema. Era una sola línea. Sin animarse a pronunciarla en voz alta, el poeta y su Rey la paladearon, como si fuera una plegaria secreta o una blasfemia. El Rey no estaba menos maravillado y menos maltrecho que el otro. Ambos se miraron, muy pálidos.

-En los años de mi juventud -dijo el Rey- navegué hacia el ocaso. En una isla vi lebreles de plata que daban muerte a jabalíes de oro. En otra nos alimentamos con la fragancia de las manzanas mágicas. En otra vi murallas de fuego. En la más lejana de todas un río abovedado y pendiente surcaba el cielo y por sus aguas iban peces y barcos. Éstas son maravillas, pero no se comparan con tu poema, que de algún modo las encierra. ¿Qué hechicería te lo dio?

-En el alba -dijo el poeta- me recordé diciendo unas palabras que al principio no comprendí. Esas palabras son un poema. Sentí que había cometido un pecado, quizá el que no perdona el Espíritu.

-El que ahora compartimos los dos -el Rey musitó-. El de haber conocido la Belleza, que es un don vedado a los hombres. Ahora nos toca expiarlo. Te di un espejo y una máscara de oro; he aquí el tercer regalo que será el último.

Le puso en la diestra una daga. Del poeta sabemos que se dio muerte al salir del palacio; del Rey, que es un mendigo que recorre los caminos de Irlanda, que fue su reino, y que no ha repetido nunca el poema.

***
O espelho e a máscara

“Travada a batalha de Clontarf, em que o Norueguês foi humilhado, o Alto Rei falou com o poeta e disse-lhe:

- As proezas mais claras perdem o brilho se não forem cunhadas em palavras. Quero que cantes a minha vitória e o meu louvor. Serei Eneias e tu o meu Virgílio.

Julgas-te capaz de deitar mãos a esta empresa que a nós dois fará imortais?

- Julgo que sim, Rei – disse o poeta. – Sou o Ollan. Durante doze Invernos cursei as disciplinas da métrica. De memória sei as trezentas e sessenta fábulas que são a base da verdadeira poesia. Os ciclos de Ulster e Munster estão nas cordas da minha harpa. As leis autorizam-me a prodigalizar as vozes mais arcaicas do idioma, e as mais complicadas metáforas. Domino a escrita secreta que defende a nossa arte do exame indiscreto do vulgo. Posso celebrar os amores, os roubos de gado, as navegações, as guerras. Conheço as linhagens mitológicas de todas as casas reais da Irlanda. Domino as virtudes das ervas, a astrologia judiciária, as matemáticas e o direito canónico. Num certame público derrotei os meus rivais. Adestrei-me na sátira que produz enfermidades na pele, incluindo a lepra. Sei manejar a espada, como provei na tua batalha. Só uma coisa ignoro: a forma de agradecer a honra que me dás.

O Rei, que facilmente se cansava com discursos compridos e alheios, disse aliviado:

- Estou farto de saber essas coisas. Acabam de afirmar-me que o rouxinol já cantou na Inglaterra. Quando passarem as chuvas e neves, quando o rouxinol regressar das suas terras do Sul, hás-de recitar o teu louvor perante a corte e o Colégio dos poetas. Dou-te um ano inteiro. Vais limar cada letra e cada palavra. A recompensa, já sabes, não será indigna da minha tradição real nem das tuas inspiradas vigílias.

- Rei, a melhor recompensa é ver o teu rosto – disse o poeta que também era um cortesão.

Fez as suas reverências e saiu a entrever, já, alguns versos.

Cumprido o prazo, que foi de epidemias e rebeliões, apresentou o panegírico.
Declarou-o com segurança lenta, sem deitar uma olhadela, sequer, ao manuscrito.
O Rei ia aprovando com a cabeça. Todos lhe imitavam o gesto, mesmo os que se aglomeravam nas portas e nem uma palavra decifravam.

Por fim o Rei falou.

- Aceito o teu trabalho. É outra vitória. Usaste cada vocábulo na sua acepção genuína e cada substantivo segundo o epíteto que os primeiros poetas lhe deram. Em todo o louvor não há uma única imagem que os clássicos não tenham usado. A guerra é o formoso tecido de homens e a água da espada é o sangue. O mar tem um deus próprio e as nuvens predizem o porvir. Manejaste com destreza a rima, a assonância, as quantidades, os artifícios da douta retórica, a sábia alteração da métrica. Se a literatura da Irlanda se perdesse toda – omen absit – permitiria a tua ode clássica reconstituí-la sem nenhuma falta. Trinta escribas vão transcrevê-la doze vezes.

Fez-se um silêncio e prosseguiu:

- Tudo está bem, apesar de não ter acontecido nada. O sangue não corre mais depressa nos pulsos. As mãos não se agarraram aos arcos. Ninguém empalideceu. Ninguém deu um grito de guerra ou expôs o seu peito aos Vikings. No prazo de um ano, poeta, havemos de aplaudir outro louvor. Em sinal da nossa aprovação toma este espelho, que é de prata.

- Dou graças e compreendo – disse o poeta.

As estrelas do céu retomaram o seu claro curso. Nos matagais saxónicos o rouxinol cantou de novo e o poeta voltou com o seu códice, menos comprido do que o anterior.
Não o repetiu de memória; leu-o com visível insegurança, omitindo certas passagens como se não entendesse nada delas, ou não quisesse profaná-las. A página era estranha. Não se tratava de uma descrição da batalha, era a batalha. Na sua desordem bélica agitava-se o Deus que é Três e Um, os numes pagãos da Irlanda e os que iriam guerrear, centenas de anos depois, no princípio da Edda maior. A forma não era menos curiosa. Um substantivo singular podia concordar com um verbo no plural. As preposições eram alheias às normas comuns. A aspereza alternava com a doçura. As metáforas eram arbitrárias, ou assim pareciam.

Trocando o Rei algumas palavras com os homens de letras que o rodeavam, falou desta forma:

- Do teu primeiro louvor pude afirmar que era um feliz resumo de tudo o que a Irlanda já cantara. Este supera o que ficou para trás e também o aniquila. Suspende, maravilha e deslumbra. Não vão merecê-lo os ignaros mas sim os doutos, os raros. A custódia do exemplar único será um cofre de marfim. Da pena que produziu obra tão eminente podemos, todavia, esperar outra mais alta. Com um sorriso acrescentou:

- Somos figuras de uma fábula e justo é recordar que nas fábulas domina o número três.

O poeta atreveu-se a murmurar:

- As três graças dos feiticeiros, as tríades e a indubitável Trindade.

Prosseguiu o Rei:

- Como prémio da nossa aprovação, toma lá esta máscara de ouro.

- Dou graças e compreendo – disse o poeta.

Mais um aniversário passou e as sentinelas do palácio avisaram que o poeta aparecia sem nenhum manuscrito. Com algum espanto, o Rei olhou para ele; era quase outro. Qualquer coisa que não o tempo sulcara-lhe e transformara-lhe as feições. Os seus olhos pareciam ver muito longe, ou ter cegado. O poeta pediu para trocar com ele algumas palavras. Os escravos abandonaram a câmara.

- Não fizeste a ode? – perguntou o Rei.

- Fiz – disse com tristeza o poeta.

- Oxalá Cristo Nosso Senhor mo tivesse proibido.

- Podes repeti-la?

- Não me atrevo.

- Dou-te a quantia que precisas – declarou o Rei.

O poeta disse o poema. Era de uma só linha.

Sem conseguir pronunciá-lo em voz alta, o poeta e o seu Rei saborearam-no como uma oração secreta, ou uma blasfémia. O Rei não estava menos maravilhado e atribulado do que o outro.

Olharam-se, muito pálidos.

- Nos anos da minha juventude – disse o Rei – pus-me a navegar rumo ao ocaso. Numa ilha vi lebréus de prata que matavam javalis de ouro. Noutra alimentámo-nos com o aroma de maçãs mágicas. Noutra vi muralhas de fogo. Na mais afastada de todas sulcava o céu um rio em abóbada e declive cujas águas abundavam de peixes e barcos. Isto são maravilhas mas não se comparam com o teu poema que as contém todas, pode dizer-se. Que feitiço to concedeu?

- Acordei de madrugada a proferir palavras que ao princípio não compreendi – disse o poeta. – Essas palavras eram um poema. Senti que tinha cometido um pecado, talvez aquele que o Espírito não perdoa.

- Aquele que compartilhamos agora – murmurou o Rei.

- O de termos conhecido a Beleza, que é um dom vedado aos homens. Cabe-nos expiá-lo. Dei-te um espelho e uma máscara de ouro; tenho aqui a terceira prenda, que é a última.

Na mão direita pôs-lhe uma adaga.

Do poeta sabemos que se matou, quando saiu do palácio; do Rei que é mendigo e corre os caminhos da Irlanda, seu reino de outrora, sem ter voltado a repetir o poema.

terça-feira, 15 de maio de 2012

Benjamin, a tradução, e os gêneros


     Recentemente, devido a uma obrigação escolar que confesso não ter me desagradado, li o ensaio “O narrador – considerações sobre a obra de Nikolai Leskov”, de Walter Benjamin. Depois da leitura, tenho que confessar que mais que a própria leitura, o que mais me chamou a atenção foi a tradução do texto.
Ignoro completamente o alemão, mas desde o início senti certo desconforto quanto ao significado que o autor atribuía a alguns termos, que foi se tornando aos poucos mais claro ao longo do ensaio. A separação da prosa nos gêneros romance, narrativa e short story, por exemplo, desconcerta de início, já que o autor fala, no início, apenas da “narrativa”, que só vamos conseguir identificar plenamente ao seguir pelo texto – na verdade, acho que nesse ensaio só é possível compreender o que Benjamin chama de narrativa através das comparações que ele faz com os outros tipos de prosa que ele mesmo menciona e classifica. É possível que para alguém da época não enxergue que Benjamin está criando classificações, caso ele estivesse na verdade apenas usando classificações já existentes na época; mas em relação ao conceito altamente relativo que temos do significado de termos como “romance” e “conto”, hoje em dia, energuemos que ele está criando uma classificação.
     Os conceitos que temos hoje em dia a respeito dos diferentes gêneros me lembram um livro introdutório à teoria da literatura de Terry Eagleton em que ele “define” a literatura como um corpo de textos cujas características vão depender da sociedade e do momento histórico em questão. Certos trabalhos que antigamente eram considerados históricos hoje em dia são considerados literatura ou tratados filosóficos. Os próprios diálogos platônicos são em diversos aspectos vistos como literatura, ou um gênero híbrido de literatura, enquanto (supõe-se) antigamente eram puros tratados filosóficos. Conceitos como romance ou conto são ainda mais frágeis, pois não existe uma divisão clara e específica. Na natureza, digamos, existem características específicas que nos permitem separar sem sombra de dúvidas o mineral do vegetal; essas características fazem parte daquele ser. Teoricamente, tudo se encaixará nessas características. O problema de classificarmos os estilos literários é justamente esse: o excesso de categorização.
     Um teórico, por necessidade, elabora uma classificação partindo dos textos existentes, sem pensar (ou mesmo sendo incapaz de pensar) nas possibilidades de desenvolvimento futuro de um gênero. Conforme a cultura de um povo se desenvolve, ou melhor, muda, muitas vezes surgem novos modos de se escrever não antes previstos – e o muitas teorias terão que ser adaptadas, ou então excluir de sua classificação algo que parece se aproximar tanto de outros elementos já incluídos. Dizer que um conto deve ter, digamos, apenas um acontecimento principal, é se colocar numa posição de análise pré-programada que pode arruinar a compreensão de um conto, e eliminar prévia e arbitrariamente toda a possibilidade de um conto que tenha mais de um acontecimento principal. Um analista que considerasse isso como uma diretriz inviolável com certeza cometeria um erro ao se deparar com um conto no qual há mais de um acontecimento principal – ele escolheria um e o elevaria acima dos outros, ainda que o contista não o tenha feito. O resultado que isso teria para a análise poderia ser bom em alguns casos e catastrófico em outros.
     Em textos como esse, de Benjamin, uma compreensão maior da concepção do autor sobre os gêneros pode ser essencial, e a vantagem é que nesse, o autor parece estabelecer uma definição. Para ele, narrativa, conto (short story) e romance são coisas diferentes, enquanto para nós, a narrativa, dependendo de suas características, poderia ser considerada conto, romance, ou ainda, novela.
A narrativa, para Benjamin, é um texto que se aproxima do registro oral, um registro de histórias contadas às lareiras pelos marinheiros ou idosos. A Treasure Island de Stevenson (autor que WB cita como exemplo) é repleta de uma escrita que emula o falar dos marinheiros e piratas, e talvez por isso possa ser chamada de narrativa, ainda que para nós seja um romance. Poe, talvez pelo modo de contar uma história (como quem conta uma história que ficou sabendo, que leu, ou que presenciou, mas normalmente não sua própria história) também é considerado um autor de narrativas, embora a grande maioria de seus textos sejam contos para nós. E é bem mergulhados no texto que vamos compreender o que Benjamin chama de narrador: os autores de narrativas, o que poderíamos chamar de contadores de história. Quem escreve um romance para ser lido em solidão é um romancista. Quem escreve uma história para ser contada aos netos ao pé do fogo é um narrador. Eis aí a diferença.
     É depois que percebemos isso que temos que reconsiderar tudo aquilo que WB havia dito até então sobre o narrador, pois ele não se refere exatamente ao escritor, ao romancista, ou ao contista, mas ao autor do gênero específico de Nikolai Leskov, ao contador de histórias. Para ele, Clarice Lispector seria uma contista, mas não uma narradora, enquanto Kerouac seria o oposto – quer consideremos um pequeno livro como Tristessa ou um On the road, o tamanho não importa aqui, o que define o gênero são algumas características principais como o jeito de contar a história, e o tipo de história. Clarice seria psicológica demais para se contar como se conta os feitos do Cavaleiro Inexistente, por exemplo - e acho que ninguém a chamaria de péssima contista.
     E somente aqui, depois de tantas delongas, eu volto ao assunto do tradutor. Ele precisa ser consciente dessas diferenças de gênero; e caso haja uma real impossibilidade de tradução, que trabalhe com notas ou algo assim, evitando, por exemplo, a ambiguidade que uma palavra como “narrador”, pode acabar adquirindo num texto como esse de WB. Já é difícil o suficiente sabermos se o autor está trabalhando com uma divisão de gêneros já existente em sua época para a crítica de certos autores ou estabelecendo uma classificação própria para isso. Se não pudermos confiar que a utilização dos termos por parte do autor é realmente aquela à qual estamos acostumados, fica ainda mais difícil - e uma das obrigações do tradutor é aproximar o vocabulário do texto do nosso, e especialmente em um texto teórico, é ideal evitar ambiguidades e duvidas lexicais.
     Claro, aí ainda podemos entrar no problema da idade da tradução como influência na compreensão do texto traduzido, na compreensão do significado do texto considerando a diferença nos conceitos de gênero, nas variações da concepção atual dos termos... mas isso fica para outros posts – ou não.

sexta-feira, 11 de maio de 2012

As duas obsessões

    Grandes autores, como uma entrada no blog da companhia das letras por Vanessa Bárbara, são, muitas vezes, pessoas que, no mínimo, parecem malucas. Não vou escolher lados quanto a isso, mas eu diria, sendo verdade, que as doenças mentais sofridas seriam consequências diferentes de uma mesma origem - algo que se define bem pelo que George Orwell - um autor que não vejo como tão bom quanto alguns dizem - diz, e Bárbara cita: “Escrever um livro é uma batalha longa e exaustiva, como lutar contra uma doença grave. Só se empreende uma tarefa dessas movido por algum demônio que não se pode vencer ou compreender.”
    Ultimamente, graças à minha própria vontade de escrever, e tenho pensado nisso. Como acreditava Buzz Aldrin, temos um determinado número de batimentos cardíacos a serem aproveitados, e longe de achar que ler seja desperdiçar vários, penso que não temos tempo pra sair por aí lendo uma grande quantidade de coisas inúteis - a não ser, é claro, que elas sejam enormemente divertidas, e ainda assim, escritas com ao menos algum talento. Para mim, que não quero parar de nadar antes de escrever algo que preste, acho que é ainda mais importante: é através da leitura de obras de qualidade e da prática que o escritor vai encontrar e desenvolver seu estilo, que vai ser a soma de suas características pessoais, decisões cuidadosas sobre certas características (que podem variar em cada texto) e influências que outros autors tiveram sobre ele. Eu estou apenas começando a desenvolver um estilo pessoal, mas ainda não consegui terminar nenhum texto com ele. Digamos que escrever um conto ao menos razoável é bem mais complicado que escrever um texto simples como os do blog. quanto aos contos que há no blog, eles ainda não estão no nível "razoável", embora eu ainda pense em aperfeiçoar alguns até lá no futuro.
    O problema com esse aperfeiçoamento foi o que me levou a essa ideia das duas obsessões. Um escritor para ter qualidade, precisa ter, ao menos, duas obsessões. A primeira, diz respeito ao tamanho do Em Busca do Tempo Perdido. A segunda, à frase de Oscar Wilde: “Hoje cedo tirei uma vírgula. À tarde, coloquei-a de volta.”.
    A segunda obsessão pode ser chamada de perfeccionismo, não se referindo de modo algum à vida do autor como um todo, mas sim, a sua escrita apenas. Ao contrário, muitas vezes, o autor se desleixa de diversos aspectos de sua vida para aperfeiçoar sua arte. Fernando Pessoa talvez seja o exemplo maior.
    Agora a outra obsessão é o meu maior problema. Normalmente, quando escrevo um texto, fico insatisfeito. Nenhum dos textos aqui, inclusive, me deixa mais que razoavelmente satisfeito. Mas eu queria escrever alguma coisa e torná-la pública, e os contos com os quais quero realmente trabalhar não são coisas que pretendo publicar aqui. Vou aproveitar só algumas coisas do blog (e talvez o plural nem se aplique). Minha segunda obsessão ainda está num nível saudável, mas aceitável - exceto no que diz respeito ao que posto aqui. Agora a primeira está num ponto muito ruim.
    Para se escrever um livro como o Tempo Perdido, Proust dedicou anos de sua vida, trabalhando bastante. Em geral, autores que escrevem obras longas se dedicam por um bom tempo, ou com uma frequência muito grande num tempo mais curto. Parece existir uma obsessão em finalizar esse texto já iniciado, aperfeiçoa-lo. Eu tendo a ir deixando de lado meus textos. A trabalhar no texto por um longo tempo, e aos poucos ir deixando ele de lado e nunca concluí-lo. A criar toda a base conteudística de um conto - para jamais realmente escrevê-lo. Ou a começar a escrever outras coisas e deixar aquela de lado.
    Tenho tentado corrigir esse problema, mas ultimamente, a falta de tempo tem me consumido. Muitas batidas nervosas tem sido perdidas com livros da faculdade de letras, que parece estar tentando quebrar a vontade de ler dos meus dentes - e em alguns dias consegue. O trabalho também dá algum trabalho, mas menos. Ultimamente as leituras da universidade estão tentando transformar o título do Infinite Jest numa expressão literal da minha batalha para lê-lo. O Livro de Areia e o Hamlet são outras coisas que a universidade parece não desejar que eu leia. Agora, quanto a escrever, um processo muito mais desgastante e lento... digamos que tempo e dinheiro são coisas que não sobram na escrita. A obsessão que eu já não tenho e estou tentando adquirir, como se não bastasse, ainda está sendo impedida pelo curso de letras.
    Não é atoa que tanto escritor fugiu dele...
   
    
   

terça-feira, 8 de maio de 2012

Hoje eu resolvi não falar do Calvino

    Italo Calvino, talvez por ser contemporâneo demais, como um amigo me sugeriu, é um autor menos citado do que deveria. Claro, talvez estejamos apenas dando menos atenção à prosa italiana que deveríamos. É difícil dizer. Ao longo do texto, a resposta que darei a isso é menos uma resposta que considero oficialmente válida que um pretexto para falar de um assunto.
    Apesar de sua contemporaneidade, Calvino não deixou de ser visto, em geral, como o grande autor que é - tanto que foi convidado para fazer a Charles Eliot Norton Poetry Lectures, na universidade de Harvard em 1985 - honraria rara. O que mais se distingue no trabalho de Calvino é, talvez, uma espécie de subversão das "regras" da escrita. Um livro contém inúmeras descrições de diversas cidades imaginárias e metafóricas, outro conta a história de pessoas que se comunicam completamente por meio de cartas de tarot, e outro, ainda, conta a história de seu próprio leitor. Pra onde vão as análises de narrativa e personagem mais restritivas quando chegamos a isso? Provavelmente para lugar nenhum. Calvino, além disso, acreditava que a literatura deveria proporcionar prazer ao leitor, ainda que leigo - que o verdadeiro prazer da leitura não deveria ser hermeticamente fechado, mantido fora do alcance do leitor não iniciado nos "mistérios" da alta literatura. O que eu proponho é que talvez seja justamente esse o problema que fez com que Calvino fosse menos citado que deveria.
    Nesse ponto, que fiquem duas coisas claras: primeira, que não digo que Calvino é pouco citado, mas sim, que o é bem menos que mereceria. Segunda, quando eu digo que a acessibilidade de Calvino pode ser o "problema", não me refiro ao fato de que sua aparente simplicidade pode por vezes desencorajar uma leitura mais profunda; não falo aqui que essa facilidade seja um problema de Calvino, e sim do ego dos leitores.
    Ainda me explico mais, mostrando o quanto notas podem ser úteis pra deixar um texto mais limpo: não estou tentando dizer que Calvino é simples, mas sim, que há em muitos de seus textos uma camada simples. Essa camada permite que alguém que não conheça muita literatura (como eu) leia seus livros e se divirta; mas há outras, cujo acesso se complica, uma vez que a senha passa a ser composta de mais e mais palavras.
    Às vezes tenho a impressão de que autores não podem se dar ao luxo de parecerem simples se não forem, ao mesmo tempo ou reconhecidamente, complexos; longos e complicados romances facilmente tomam a atenção de leitores, enquanto contos e textos curtos e que parecem ser simples não chamam tanta atenção ainda que sejam agradáveis e sua complexidade visível aos bons leitores. É como se Calvino retirasse um troféu de vidro da prateleira mais alta e desse às crianças. O problema é que muitas vezes as crianças não são crianças. E o troféu não é de vidro.

Wikis e a literatura contemporânea

    Faz poucos dias eu estava procurando na internet algumas coisa sobre o Infinite Jest, e encontrei um site chamado "infinite summer", e li um trecho que, apesar do título "How to read Infinite Jest"*, é muito interessante. Mas isso não é o mais interessante.
    A partir desse site fui direcionado a uma "Wikipedia" dedicada apenas ao Infinite Jest, com uma quantidade grande de conteúdo°. Lá também havia links para outros "wikis", especialmente de livros do Pynchon¹. A partir daí comecei a pensar sobre a relação da literatura - especialmente a contemporânea - com a internet colaborativa.
    Essas wikipedias, como a original, que tenta abranger todo tipo de conteúdo, são páginas que por serem dedicadas a um tema mais específico, se aprofundam em detalhes e são fáceis de serem procuradas pelos interessados. A wiki do Infinite Jest, por exemplo, traz imagens dos objetos "incomuns" contidos no livro, fotos das obras de arte ou imagens derivadas da matemática mencionadas, além do significado dos termos mais complexos. Wikis, como todos devem saber, são páginas colaborativas: alguém que saiba de algo que os outros não sabem pode acrescentar seu conhecimento ao site, a pessoa em si não vai ganhar nada com isso ou vai ter qualquer direito sobre sua colaboração; vai, sim, apenas aumentar a base de dados para todos os interessados em informações a respeito do livro - ou de seja lá qual for o tema da wiki em questão. Claro, esse também é o defeito desse tipo de site. Já que são pessoas comuns que colocam seu conhecimento ali, há uma chance maior de que alguma informação esteja errada (ou seja: se procura um vocábulo, vá a um dicionário). É possível afirmar em defesa das wikis que isso acontece raramente, contudo.
    O que me fez pensar a respeito disso, porém, foi a relação que isso guarda com o romance contemporâneo, e as causas que levam wikis inteiros a serem feitos sobre apenas um romance, enquanto já existem tantos romances e obras literárias por aí. Porquê não se faz de cara um wiki sobre literatura, que contenha todo tipo de obra?² E mesmo que se decida não fazer isso, para poder colocar dados mais aprofundados sobre cada obra, porquê não fazê-lo com obras anteriores? Claro, perguntas que não se pode responder com afirmações, mas com hipóteses.
    A primeira hipótese que pensei é contestável: alguns romances contemporâneos³ são extremamente complexos. Vou exemplificar com alguns trechos do Wiki do Infinite Jest:



Pág. 221



sienna-glazed
glazed with an earth-based pigment
polyresin
a resin compound used to make figurines, among other things
staccato
in music, notes that are sounded in a detached and distinct manner
cataract
In the non-ophthalmic sense, this word means "waterfall."

Pág. 222

NOTRE RAI PAYS
Notre pays is French for "our country." I don't know what "RAI" is supposed to mean; apparently, in French, it's a type of Algerian music.
.473-liter
a pint
Big Red Soda Water
a real brand similar to cream soda, only red. This was originally only sold in Central/South Texas and Kentucky and is still popular in that region, though available elsewhere.
Chore Boy
a brand of scrubbing pads. The copper version of these pads can be used as a filter for smoking crack.
two-k. square
0.77 square miles
selvage
the finished edge of a piece of fabric, so done to prevent fraying
delimits
establishes the boundaries of


    Esses trechos, como se pode notar, são só de vocabulário. Há alguns que são referências a quadros4, livros5 ou filmes6. Ainda assim, este trecho, "mais simples", usa uma gíria para uma espécie de canudo para se fumar crack, uma marca pouco conhecida de refrigerante, uma frase em francês - escrita errado7. Pelo que descobri o correto deveria ser "Notre vrai pays" e um termo de música, "staccato". E isso são apenas duas páginas quaisquer, eu não procurei páginas que tivessem muitas coisas, e sim coloquei as duas primeiras que apareceram. Talvez seja difícil cobrir todo o conteúdo de um livro como esse, daí ele ter seu próprio wiki - isso se deveria à quantidade de conteúdo. Essa explicação, contudo, não se sustenta sozinha, já que um autor mais antigo como Borges possui textos que também tem uma quantidade muito grande de conteúdo. Um livro como "El Aleph" ou "Ficciones" poderia facilmente ter uma wiki própria. É necessária uma outra hipótese.
    O livro de David Foster Wallace foi lançado em 1996 - bem no início da "era da internet" - o que de imediato contribui para seu sucesso. O autor deu entrevistas em programas de televisão que ainda estão no ar, e ainda são apresentados por pessoas mais velhas que ele mesmo. O que quero dizer é: existem muitas obras "antigas"; o número de pessoas profundamente interessadas simultaneamente numa obra antiga que além disso ainda teriam a disposição de trabalhar numa wiki é menor que o número de interessados numa obra que acabou de sair do forno, ainda que seja só por ela ser um best-seller ou coisa do tipo. Essa explicação, somada à anterior, pode ser a grande causa do fato de que Wallace e Pynchon tem tantos wikis, enquanto autores mais antigos de livros "mise en abyme" não.
    Claro, isso são só imaginações minhas. É sempre difícil dizer a causa de acontecimentos aparentemente tão aleatórios. Mas que são coisas curiosas, isso são.
   






* http://infinitesummer.org/archives/215;
° http://infinitejest.wallacewiki.com/david-foster-wallace/index.php?title=Main_Page
¹ Por exemplo: http://gravitys-rainbow.pynchonwiki.com/wiki/index.php?title=Main_Page
² Talvez até exista algum, mas os que consegui encontrar na internet eram realmente terríveis, nem se comparando em qualidade ao do Infinite Jest ou do Gravity's Rainbow.
³ O tipo de romance que talvez ganhe um "ismo" próprio, quero dizer.
Exemplos citados no livro são os Papas de Bacon e o tríptico "The Garden of Earthly Delights" de Bosch.
5 O próprio título, "Infinite Jest" é uma citação de Shakespeare (Hamlet).
6 No livro um dos personagens diz "me droogies", o que parece ser uma referência ao "Clockwork Orange".
7 É curioso o número de erros que há no Infinite Jest. Dizem que praticamente nenhuma das frases em francês ou alemão que há no livro estão escritas corretamente. Há vezes em que Wallace menciona uma estátua que, na verdade, estaria num lugar diferente do que ele menciona. Ao mesmo tempo que não é exagero supor alguns erros e decisões questionáveis numa obra tão cheia de informação, é estranho que DFW não verificasse a escrita do francês, e improvável que cometesse erros tão simplórios como colocar "rai" ao invés de "vrai" - o que pode nos levar a supor que alguns erros devem ser intencionais - embora talvez seja esperar demais dizer que todos o seriam.

sexta-feira, 4 de maio de 2012

This is water; this is David Foster Wallace

Hoje, pela primeira vez, estou colocando no blog um texto que não é meu.

Essa é a tradução de um discurso de formatura feito por David Foster Wallace em 2005, publicada na revista Piauí - que por mais que tenha lá seus defeitos, em geral me agrada.

Por alguma razão, que certamente me desagrada, não está no site da Piauí o nome do tradutor, então não o coloco aqui. Ao final do texto está o link para a página da Piauí com o texto, bem como um link para um texto mais completo em inglês, um link do youtube para que quem quiser possa ouvir o discurso, um link para o download do audio completo do discurso, e também um link para o livro que foi publicado com o discurso, à venda pelo site "http://betterworldbooks.com", que não cobra frete para enviar para qualquer lugar do mundo, além de ter diversos projetos sociais muito bons.

Recomendo a leitura do texto mais completo e original, pois nesse se perde muito do quanto DFW era divertido.

Abraços aos possíveis leitores!

A liberdade de ver os outros

Um dos escritores mais admirados de sua geração, o americano David Foster Wallace se suicidou no mês passado, aos 46 anos, enforcando-se. Este texto foi tirado de seu discurso de paraninfo para formandos do Kenyon College, há três anos
por David Foster Wallace


Dois peixinhos estão nadando juntos e cruzam com um peixe mais velho, nadando em sentido contrário. Ele os cumprimenta e diz:

- Bom dia, meninos. Como está a água?

Os dois peixinhos nadam mais um pouco, até que um deles olha para o outro e pergunta:

- Água? Que diabo é isso?

Não se preocupem, não pretendo me apresentar a vocês como o peixe mais velho e sábio que explica o que é água ao peixe mais novo. Não sou um peixe velho e sábio. O ponto central da história dos peixes é que a realidade mais óbvia, ubíqua e vital costuma ser a mais difícil de ser reconhecida. Enunciada dessa -forma, a frase soa como uma platitude - mas
é fato que, nas trincheiras do dia-a-dia da existência adulta, lugares comuns banais podem adquirir uma importância de vida ou morte.

Boa parte das certezas que carrego comigo acabam se revelando totalmente equivocadas e ilusórias. Vou dar como exemplo uma de minhas convicções automáticas: tudo à minha volta respalda a crença profunda de que eu sou o centro absoluto do universo, de que sou a pessoa mais real, mais vital e essencial a viver hoje. Raramente mencionamos esse egocentrismo natural e básico, pois parece socialmente repulsivo, mas no fundo ele é familiar a todos nós. Ele faz parte de nossa configuração padrão, vem impresso em nossos circuitos ao nascermos.

Querem ver? Todas as experiências pelas quais vocês passaram tiveram, sempre, um ponto central absoluto: vocês mesmos. O mundo que se apresenta para ser experimentado está diante de vocês, ou atrás, à esquerda ou à direita, na sua tevê, no seu monitor, ou onde for. Os pensamentos e sentimentos dos outros precisam achar um caminho para serem captados, enquanto o que vocês sentem e pensam é imediato, urgente, real. Não pensem que estou me preparando para fazer um sermão sobre compaixão, desprendimento ou outras "virtudes". Essa não é uma questão de virtude - trata-se de optar por tentar alterar minha configuração padrão original, impressa nos meus circuitos. Significa optar por me libertar desse egocentrismo profundo e literal que me faz ver e interpretar absolutamente tudo pelas lentes do meu ser.

Num ambiente de excelência acadêmica, cabe a pergunta: quanto do esforço em adequar a nossa configuração padrão exige de sabedoria ou de intelecto? A pergunta é capciosa. O risco maior de uma formação acadêmica - pelo menos no meu caso - é que ela reforça a tendência a intelectualizar demais as questões, a se perder em argumentos abstratos, em vez de simplesmente prestar atenção ao que está ocorrendo bem na minha frente.

Estou certo de que vocês já perceberam o quanto é difícil permanecer alerta e atento, em vez de hipnotizado pelo constante monólogo que travamos em nossas cabeças. Só vinte anos depois da minha formatura vim a entender que o surrado clichê de "ensinar os alunos como pensar" é, na verdade, uma simplificação de uma idéia bem mais profunda e séria. "Aprender a pensar" significa aprender como exercer algum controle sobre como e o que cada um pensa. Significa ter plena consciência do que escolher como alvo de atenção e pensamento. Se vocês não conseguirem fazer esse tipo de escolha na vida adulta, estarão totalmente à deriva.

Lembrem o velho clichê: "A mente é um excelente servo, mas um senhorio terrível." Como tantos clichês, também esse soa inconvincente e sem graça. Mas ele expressa uma grande e terrível verdade. Não é coincidência que adultos que se suicidam com armas de fogo quase sempre o façam com um tiro na cabeça. Só que, no fundo, a maioria desses suicidas já estava morta muito antes de apertar o gatilho. Acredito que a essência de uma educação na área de humanas, eliminadas todas as bobagens e patacoadas que vêm junto, deveria contemplar o seguinte ensinamento: como percorrer uma confortável, próspera e respeitável vida adulta sem já estar morto, inconsciente, escravizado pela nossa configuração padrão - a de sermos singularmente, completamente, imperialmente sós.

Isso também parece outra hipérbole, mais uma abstração oca. Sejamos concretos então. O fato cru é que vocês, graduandos, ainda não têm a mais vaga idéia do significado real do que seja viver um dia após o outro. Existem grandes nacos da vida adulta sobre os quais ninguém fala em discursos de formatura. Um desses nacos envolve tédio, rotina e frustração mesquinha.

Vou dar um exemplo prosaico imaginando um dia qualquer do futuro. Você acordou de manhã, foi para seu prestigiado emprego, suou a camisa por nove ou dez horas e, ao final do dia, está cansado, estressado, e tudo que deseja é chegar em casa, comer um bom prato de comida, talvez relaxar por umas horas, e depois ir para cama, porque terá de acordar cedo e fazer tudo de novo. Mas aí lembra que não tem comida na geladeira. Você não teve tempo de fazer compras naquela semana, e agora precisa entrar no carro e ir ao supermercado. Nesse final de dia, o trânsito está uma lástima.

Quando você finalmente chega lá, o supermercado está lotado, horrivelmente iluminado com lâmpadas fluorescentes e impregnado de uma música ambiente de matar. É o último lugar do mundo onde você gostaria de estar, mas não dá para entrar e sair rapidinho: é preciso percorrer todos aqueles corredores superiluminados para encontrar o que procura, e manobrar seu carrinho de compras de rodinhas emperradas entre todas aquelas outras pessoas cansadas e apressadas com seus próprios carrinhos de compras. E, claro, há também aqueles idosos que não saem da frente, e as pessoas desnorteadas, e os adolescentes hiperativos que bloqueiam o corredor, e você tem que ranger os dentes, tentar ser educado, e pedir licença para que o deixem passar. Por fim, com todos os suprimentos no carrinho, percebe que, como não há caixas suficientes funcionando, a fila é imensa, o que é absurdo e irritante, mas você não pode descarregar toda a fúria na pobre da caixa que está à beira de um ataque de nervos.

De qualquer modo, você acaba chegando à caixa, paga por sua comida e espera até que o cheque ou o cartão seja autenticado pela máquina, e depois ouve um "boa noite, volte sempre" numa voz que tem o som absoluto da morte. Na volta para casa, o trânsito está lento, pesado etc. e tal.

É num momento corriqueiro e desprezível como esse que emerge a questão fundamental da escolha. O engarrafamento, os corredores lotados e as longas filas no supermercado me dão tempo de pensar. Se eu não tomar uma decisão consciente sobre como pensar a situação, ficarei irritado cada vez que for comprar comida, porque minha configuração padrão me leva a pensar que situações assim dizem respeito a mim, a minha fome, minha fadiga, meu desejo de chegar logo em casa. Parecerá sempre que as outras pessoas não passam de estorvos. E quem são elas, aliás? Quão repulsiva é a maioria, quão bovinas, e inexpressivas e desumanas parecem ser as da fila da caixa, quão enervantes e rudes as que falam alto nos celulares.

Também posso passar o tempo no congestionamento zangado e indignado com todas essas vans, e utilitários e caminhões enormes e estúpidos, bloqueando as pistas, queimando seus imensos tanques de gasolina, egoístas e perdulários. Posso me aborrecer com os adesivos patrióticos ou religiosos, que sempre parecem estar nos automóveis mais potentes, dirigidos pelos motoristas mais feios, desatenciosos e agressivos, que costumam falar no celular enquanto fecham os outros, só para avançar uns 20 metros idiotas no engarrafamento. Ou posso me deter sobre como os filhos dos nossos filhos nos desprezarão por desperdiçarmos todo o combustível do futuro, e provavelmente estragarmos o clima, e quão mal-acostumados e estúpidos e repugnantes todos nós somos, e como tudo isso é simplesmente pavoroso etc. e tal.

Se opto conscientemente por seguir essa linha de pensamento, ótimo, muitos de nós somos assim - só que pensar dessa maneira tende a ser tão automático que sequer precisa ser uma opção. Ela deriva da minha configuração padrão.

Mas existem outras formas de pensar. Posso, por exemplo, me forçar a aceitar a possibilidade de que os outros na fila do supermercado estão tão entediados e frustrados quanto eu, e, no cômputo geral, algumas dessas pessoas provavelmente têm vidas bem mais difíceis, tediosas ou dolorosas do que eu.

Fazer isso é difícil, requer força de vontade e empenho mental. Se vocês forem como eu, alguns dias não conseguirão fazê-lo, ou simplesmente não estarão a fim. Mas, na maioria dos dias, se estiverem atentos o bastante para escolher, poderão preferir olhar melhor para essa mulher gorducha, inexpressiva e estressada que acabou de berrar com a filhinha na fila da caixa. Talvez ela não seja habitualmente assim. Talvez ela tenha passado as três últimas noites em claro, segurando a mão do marido que está morrendo. Ou talvez essa mulher seja a funcionária mal remunerada do Departamento de Trânsito que, ontem mesmo, por meio de um pequeno gesto de bondade burocrática, ajudou algum conhecido seu a resolver um problema insolúvel de documentação.

Claro que nada disso é provável, mas tampouco é impossível. Tudo depende do que vocês queiram levar em conta. Se estiverem automaticamente convictos de conhecerem toda a realidade, vocês, assim como eu, não levarão em conta possibilidades que não sejam inúteis e irritantes. Mas, se vocês aprenderam como pensar, saberão que têm outras opções. Está ao alcance de vocês vivenciarem uma situação "inferno do consumidor" não apenas como significativa, mas como iluminada pela mesma força que acendeu as estrelas.

Relevem o tom aparentemente místico. A única coisa verdadeira, com V maiúsculo, é que vocês precisam decidir conscientemente o que, na vida, tem significado e o que não tem.

Na trincheira do dia-a-dia, não há lugar para o ateísmo. Não existe algo como "não venerar". Todo mundo venera. A única opção que temos é decidir o que venerar. E o motivo para escolhermos algum tipo de Deus ou ente espiritual para venerar - seja Jesus Cristo, Alá ou Jeová, ou algum conjunto inviolável de princípios éticos - é que todo outro objeto de veneração te engolirá vivo. Quem venerar o dinheiro e extrair dos bens materiais o sentido de sua vida nunca achará que tem o suficiente. Aquele que venerar seu próprio corpo e beleza, e o fato de ser sexy, sempre se sentirá feio - e quando o tempo e a idade começarem a se manifestar, morrerá um milhão de mortes antes de ser efetivamente enterrado.

No fundo, sabemos de tudo isso, que está no coração de mitos, provérbios, clichês, epigramas e parábolas. Ao venerar o poder, você se sentirá fraco e amedrontado, e precisará de ainda mais poder sobre os outros para afastar o medo. Venerando o intelecto, sendo visto como inteligente, acabará se sentindo burro, um farsante na iminência de ser desmascarado. E assim por diante.

O insidioso dessas formas de veneração não está em serem pecaminosas - e sim em serem inconscientes. São o tipo de veneração em direção à qual você vai se acomodando quase que por gravidade, dia após dia. Você se torna mais seletivo em relação ao que quer ver, ao que valorizar, sem ter plena consciência de que está fazendo uma escolha.

O mundo jamais o desencorajará de operar na configuração padrão, porque o mundo dos homens, do dinheiro e do poder segue sua marcha alimentado pelo medo, pelo desprezo e pela veneração que cada um faz de si mesmo. A nossa cultura consegue canalizar essas forças de modo a produzir riqueza, conforto e liberdade pessoal. Ela nos dá a liberdade de sermos senhores de minúsculos reinados individuais, do tamanho de nossas caveiras, onde reinamos sozinhos.

Esse tipo de liberdade tem méritos. Mas existem outros tipos de liberdade. Sobre a liberdade mais preciosa, vocês pouco ouvirão no grande mundo adulto movido a sucesso e exibicionismo. A liberdade verdadeira envolve atenção, consciência, disciplina, esforço e capacidade de efetivamente se importar com os outros - no cotidiano, de forma trivial, talvez medíocre, e certamente pouco excitante. Essa é a liberdade real. A alternativa é a torturante sensação de ter tido e perdido alguma coisa infinita.

Pensem de tudo isso o que quiserem. Mas não descartem o que ouviram como um sermão cheio de certezas. Nada disso envolve moralidade, religião ou dogma. Nem questões grandiosas sobre a vida depois da morte. A verdade com V maiúsculo diz respeito à vida antes da morte. Diz respeito a chegar aos 30 anos, ou talvez aos 50, sem querer dar um tiro na própria cabeça. Diz respeito à consciência - consciência de que o real e o essencial estão escondidos na obviedade ao nosso redor - daquilo que devemos lembrar, repetindo sempre: "Isto é água, isto é água."

É extremamente difícil lembrar disso, e permanecer consciente e vivo, um dia depois do outro.



* Link da revista Piauí: http://revistapiaui.estadao.com.br/edicao-25/despedida/a-liberdade-de-ver-os-outros

* Link do texto mais completo em inglês: http://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=this+is+water+david+foster+wallace&source=web&cd=1&ved=0CCsQFjAA&url=http%3A%2F%2Fmoreintelligentlife.com%2Fstory%2Fdavid-foster-wallace-in-his-own-words&ei=4VajT63nO42EtgeXwNnCDw&usg=AFQjCNG3musEocRMMV-GRGX8gC1FTGyvWw&cad=rja

*Link para se ouvir o discurso no youtube (apenas audio):
parte 1: http://www.youtube.com/watch?v=M5THXa_H_N8
parte 2: http://www.youtube.com/watch?v=uSAzbSQqals

*Link para download do audio completo: http://www.mediafire.com/?file41t3kfml6q6

*Link para a compra do livro: http://www.betterworldbooks.com/this-is-water-some-thoughts-delivered-on-a-significant-occasion-about-living-a-compassionate-life-id-9780316068222.aspx

infelizmente, creio que seja necessário um cartão de crédito para comprar - caso você tenha um, é ótimo. outro problema: praticamente nada do DFW já foi traduzido, de modo que esse livro, por exemplo, só existe em inglês - ainda que nesse site se possa achar livros em diversos idiomas, o site é americano, e então é mais comum encontrar livros em inglês.